domingo, 7 de marzo de 2010

La minería ilegal destruye el río que alimenta el Guri

15 años después, se sigue diciendo lo mismo.-

Quizá no nos escucharon... o posiblemente sin nuestro chillido...¿la situación sería peor?.

Pues en ese caso, ¡seguiremos chillando!.

Por ahí vuelve Acurero... teñido -como se sabía de hace ya algún tiempo- de rojo rojito, pero siempre dando la voz cantante, posiblemente tarde, posiblemente a tiempo.. pero presente al fin y diciendo algo en nombre de varios.



Esta imagen de la cuenca del río Caroní evidencia su situación actual | Cortesía Alejando Lanz
El ciudadano que vive la crisis del suministro eléctrico puede enumerar de memoria los factores que originaron la situación: la desinversión, la falta de mantenimiento de las redes de transmisión o el fenómeno de El Niño. Pero en esa ecuación está ausente un elemento fundamental: la cuenca del río Caroní, desde donde fluye el agua que alimenta el complejo hidroeléctrico del Guri, que produce 63% de la electricidad del país.

"El problema de fondo de la crisis eléctrica es el estado de la cuenca por los efectos de la minería ilegal", señaló Leobardo Acurero, del Frente Ecológico del Partido Socialista Unido de Venezuela.

Afirmó que la situación es alarmante aguas arriba, pues 60% de la cuenca está intervenida. Allí los suelos no tienen gran capacidad de absorción.

Los bosques son importantes porque favorecen la filtración del agua, que luego va a los ríos. Si no hay bosques, el único aporte proviene de la lluvia. Además, la minería perjudica en tanto que envía sedimentos que reducen el caudal, explicó.

"Más de 40% de la cuenca está destruida de una forma alarmante", indicó Alejandro Lanz, director del Centro de Investigaciones Científicas Ecológicas de Venezuela, desde Ciudad Bolívar. "No me explico cómo no se ha erradicado la minería ilegal en la cuenca del Caroní, con lo grave que está la situación eléctrica".

Desde hace décadas, la quema, la deforestación y la ganadería intensiva, además de la minería ilegal, destruyen las cuencas de los dos ríos que alimentan la represa del Guri: el Caroní y el Paragua. Aunque ha habido iniciativas del Gobierno para afrontar el problema, "todo sigue igual", se quejó Lanz.

Un estudio realizado por Edelca en 2004 calculó que la minería artesanal generaba 86.000 puestos de trabajo en Bolívar, de los cuales 53.000 están en la cuenca del río Caroní. En 2005, el presidente Hugo Chávez anunció el plan de reconversión minera para dar opciones de trabajo a quienes ejercían el oficio.

El Gobierno conocía los peligros de la actividad. "Queremos rescatar las cuencas del Caroní y el Paragua porque alimentan las represas que generan 70% de la electricidad de Venezuela", dijo la ministra del Ambiente de entonces, Jacqueline Farías.

La iniciativa no ofreció resultados. "Inoperancia y falta de compromiso limitaron el plan, hasta que se abandonó", señaló Lanz. "No convencieron a los mineros de dejar la actividad, y otros se beneficiaron de la ayuda que dio el Gobierno para la reconversión".

Así las cosas, la minería ilegal continuó. Las cifras son difíciles de obtener. "Actualmente hay cerca de 5.000 mineros trabajando en la cuenca del Caroní", aseguró Acurero.

Agregó que hay más en otras zonas de Bolívar.

Lanz denunció que 40 equipos de mineros, integrados por brasileños, colombianos y guyaneses indocumentados, se encuentran en el río Cucurital, afluente del Caroní: "La ausencia de controles ha impulsado una mayor presencia de mineros ilegales en la zona".

Luis Jiménez, de la organización no gubernamental Phynatura, que trabaja en la conservación del río Caura, otro afluente del Caroní, subrayó que el bajo caudal que se registra en la actualidad obedece a una sequía severa que no había observado antes. "En 21 años que llevo recorriendo Guayana, nunca había visto nuestros ríos con tan poco caudal. Pregunté a los baquianos más ancianos y ellos no recuerdan una situación similar en más de 50 años", relató desde Ciudad Bolívar.

Este miércoles, Lanz realizó un sobrevuelo por la cuenca y el lago del Guri, en el cual pudo constatar los daños y sus efectos. En los actuales momentos, el caudal del río es de 300 m3 por segundo. Este valor es muy bajo e influye en el descenso del embalse del Guri. Esa cifra se ha registrado en otros años, también extremadamente secos. Edelca maneja el mismo dato, según informó una fuente cercana a la institución. En sequías normales el caudal se sitúa en 1.400 m3 por segundo, mientras en periodo lluvioso llega a 9.000 m3 por segundo. El promedio anual es de 4.000 metros cúbicos por segundo.

Expertos ambientales que monitorean los ríos de la zona advirtieron hace algún tiempo que el suministro de electricidad puede verse comprometido a futuro si no se limitan las actividades mineras. Julio Centeno, de la Universidad de los Andes, informó a IPS que esos estudios existen desde hace más de 20 años.

Lanz relató que en 2003, luego de la primera crisis eléctrica de gravedad, se reunió con la ministra del Ambiente de entonces, Ana Elisa Osorio, para informarle al respecto: "Pero eso se diluyó. Prometieron recursos que nunca llegaron y acciones que no se implantaron".

La supervisión de la cuenca es competencia de Edelca y del Ministerio del Ambiente.

Se solicitó información al respecto, pero a la fecha de publicación de este trabajo no había respuesta.

Rigoberto Andressen, climatólogo de la ULA que ayudó a crear la red de monitoreo de Edelca en 2004, indicó que entonces el sistema "tenía una buena cobertura y un personal muy competente". Son 110 estaciones que recogen y envían información vía satélite, radio o módem.

Considera que los ciudadanos deberían tener la posibilidad de conocer lo que sucede en la cuenca, de manera objetiva. "La minería ilegal es un problema muy grave, pues tiene tentáculos muy extraños fuera del área", destacó.
Fuente info

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